Una planta cuyos orígenes podemos situar en Persia y que tiene en sus hojas verdes y oscuras gran cantidad de vitaminas y minerales, que nos ayuda a hacer la digestión, alivia el estreñimiento y controla la tensión y que se puede comer cruda en ensalada si está lo suficientemente tierna o cocinada como tortillas, buñuelos, budines, etc. y que nunca debe faltar en nuestro huerto.
Ingredintes:
1,5 Kg. de espinacas
12 placas de lasaña
300 gr. de queso de cabra
100 gr. de piñones
100 gr. de pasas
1 l. de leche
100 gr. de harina
70 gr. de mantequilla
nuez moscada, sal, pimienta, aceite de oliva, tomate frito
200 gr. de queso rallado
Elaboración:
Cocer las placas de lasaña (podemos usarlas precocidas).
Lavar, limpiar y trocear las espinacas. Se ponen a cocer en agua hirviendo con sal durante unos 15 minutos, se escurren y se pochan en una sartén con dos cucharadas de aceite, los piñones y las pasas. Cortamos el queso de cabra en tiras. Preparamos la salsa besamel como aprendimos cuando hicimos la coliflor.
En una fuente de horno engrasada con un poco de mantequilla colocamos en su base un poco de salsa de tomate frito, encima ponemos una capa de placas de lasaña, agregamos una capa de espinacas, otra de tiras de queso de cabra y así sucesivamente para terminar cubriendo con otra capa de placas de lasaña, añadimos la besamel, espolvoreamos el queso rallado y a hornear con el horno a 180º arriba y abajo durante unos 30 minutos y ¡ a comer ¡
Que aproveche
Carmen
Tiene que estar muy rica
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